Desde
finales del verano hasta bien entrada la Navidad, se produce la mayor caída del
año coincidiendo con la estación otoñal. Esto es debido al acortamiento de las horas de luz
propias de esta época y que indican al cuerpo el cambio de estación,
produciéndose un un recambio acelerado del cabello conocido como
“efluvio telógeno o telogénico”.
Este tipo de
caída se produce por todo el cuero cabelludo y se suele apreciar en
actos cotidianos como lavarnos el pelo, peinarnos o simplemente al levantarnos
y ver la almohada llena de pelos. Es un tipo de caída que no produce calvicie,
pero que se debe de tratar e incluso prevenir para no debilitar el
cabello y evitar que se vuelva una caída permanente.
Si bien este
es un proceso relativamente natural, en muchos casos llega a ser un verdadero
problema, por eso debemos acudir a nuestro especialista capilar
habitual en cuanto detectemos una caída de cabello más frecuente de lo normal
en estas fechas, o incluso anticiparnos a sus primeros síntomas, él sabrá
solucionar nuestro problema.
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